Wooolaz!
He vuelto y volveré a volver. Estos días, sin ordenador es para mí una vuelta al pasado. Pero no en el sentido de tecnología y volver a las oscuras cuevas con el techo abarrotado con telas de arañas que durante las noches los sabios taparraberos lanzaban luciérnagas a la sedosa red -¿quién sabe?-.