Me he dado unas vacaciones un poco largas. Lo sé. Resulta que no me apetecía nada hacer algo productivo. Tampoco ahora. ¿Entonces por qué escribo esto? Bueno, quizá para dejar constancia que en este margen de tiempo desde entonces hasta ahora sigo sin encontrarme. Habré hecho alguna que otra cosa, eso sí, pero a pesar de todo sigo sin llegar a ese punto especial.
Sin embargo, estoy entre la fina cuerda entre la alegría y la decepción, entre dos riachuelos de los cuales bebo el agua de cada uno. No sé si es la edad pero un poco rallado sí que estoy. ¿Quién lo diría? ¿Alguien como yo? Pues sí. Cuanto más grande son las posibilidades para hacer algo, más consecuencias fatales acarreas porque todas y cada una de las cartas que tengo son propiamente mías. Llegar a un estado perfecto es algo difícil de conseguir en mi y aveces me encoleriza por dentro. De la misma forma que me doy ánimos, me causo desilusiones. Me pregunto si vivo para el futuro. ¿Qué llegaré a ser y hacer? Muchos empujones necesito. Si me pusieran en un camino cuya meta he de alcanzar, me entretengo por el camino contemplando el paisaje y viendo el final. Por ahí estoy yo. Luego dicen que tengo gran fuerza de voluntad. ¿Sí? No lo suficiente para alguien como yo.