Ya que hace no muchos años, cuando yo tengo la certeza de recordar, aunque para mí fuesen casi cincuenta años, el cielo era azul, un azul que recordaré siempre y que mientras disfrutaba de él, por la noche parecía que su raza fuera pelirroja. Era como un
mural negro al que alguien lo roció de spray desde lejos. Tenía una colección de estrellas que ahora no recuerdo y no he tenido la ocasión de contemplar desde la última vez que estuve allí.
Sobre todo, la Luna, grandiosa, majestuosa, hacía resplandecer la copa de los árboles que veía a través del fino cristal de mi ventana en tiempo de verano. Mientras más miraba al exterior, me recorría un pequeño hormigueo por el cuerpo que me hacía sentir que me acercaba lentamente hacia el bosque o hacia el cielo que algunas noches se encontraba con grises esponjas flotantes desplazándose lentamente hacia los árboles y escondiéndose detrás de ellos, no solo eso, la Luna también realizaba dicha acción, y sentía que mi alma era atraída por la melodía del río, del coro de los grillos, el resonar de las hojas por el viento, entre otros sonidos extraños hacían de una perfecta orquesta aún mejor que las de Igor Stravinsky¹.Daba la sensación de que algo pasaba en ese extraño bosque todas las noches.
Eventualmente, fue como una perfecta noche de Luna llena, hacía brillar aún más la grandilocuencia del majestuoso bosque que hacía días que me disponía a contemplar de la misma forma que un búho me observaba a través del oscuro follaje. Entonces decidí adentrarme en el cautivador bosque que aquella noche parecía estar mas vivo. Me vestí, abrí la ventana y salí cautelosamente por el tejado y así no intervenir en los sueños ajenos. Antes de darme cuenta, ya había recorrido toda la distancia que hay entre lo que que separa las almas de los dormidos de las aglomeraciones con la factoría de sueños y ya me encontraba en las puertas de la fábrica verde.
Frente a los largos troncos me encontraba, contenían demasiadas banderitas verdes izando victoriosamente al son del viento, el mismo viento que me dio un empujoncito para adentrarme en lo que podría llamar "Natural Opera Forest²" por así decirlo. Un gran escalofrío ascendió por mis pies y recorrió hasta el último centímetro de mi ser nada más y nada menos llegar a tiempo al recital.
La melodía procedente del interior llegaba reflexionando cada tronco hacia mí y llegaba con mayor pureza de lo que se oía desde la ventana. Ya no podía volver mis pasos, estaba intrigado por saber de dónde provenía un extraño sonido de fondo, algo más. Empecé a adentrarme más y más y mis pisadas producían un pequeño gritillo de dolor al pisar ramillas y banderitas. El sonido se hacía cada vez más intenso que provocó que mi corazón empezase una maratón y mi cerebro capte cada tono repetitivo, similar a los de un tambor, me haga perder poco a poco mis sentidos.
Con un poco de esfuerzo, recorriendo entre la maleza, carente de luz, llegó el momento en que mis ojos se agudizaron lo suficiente dándome la posibilidad de descubrir pequeños habitantes esconderse tímidamente donde podían como si yo fuese un gran peligro para ellos, eso sí, habría echo lo mismo en su lugar. Por desgracia no eran los únicos con miedo, me sentí muy observado y oí lo que se podría considerar como una llamada de alarma, por un "tenor" cuyo sonido era más que terrorífico debido a que el eco hacía que el sonido sea más largo y puro, me provocó tanto miedo y mi faz se volvió blanca. Llegó el momento en que la voz del tenor que se encontraba confinado en alguna parte de lo alto, cesó lentamente y de forma inesperada, saltó un gran grito horrorífico, un grito seco, hizo que mi cuerpo se echase a correr no se a donde. Sólo corrí y no fue mucho porque tuve la mala fortuna al engancharse mi pie en una raíz que sobresalía del suelo para hacerme caer colina abajo hacia un río que posteriormente se convertía en una cascada.
Creí que iba a morir, morir ahogado, en las frías aguas del cristalino río. No podía nadar, no disponía de fuerza suficiente que me ayudase a acercarme a la orilla, pero ya era demasiado tarde y estaba a punto de caer por la cascada. Solo recuerdo una cosa en ese momento, de mi boca se escapó un leve "te amo" y sentí que ya no estaba en el agua, ni tan siquiera había llegado a caer al afluente que se encontraba abajo. Entreabrí los ojos y observé las brillantes banderitas de las copas de los árboles, el concierto cada vez se oía menos, sentí que unos brazos rodeaban mi pecho, alguien me llevaba a mis espaldas. Giré levemente mi cabeza para intentar identificar quién era con mis escasas energías. Recuerdo que era un rostro femenino, de tal belleza como nunca había visto antes ni veré jamás, que miraba hacia enfrente y su largo pelo azul marino ondeaba y reflejaba todos los rayos de la luna que parecía que tenía luz propia.Se me escapó una pequeña sonrisa y el extraño ser me dice: "descansa" de una forma tan melodiosa que me quedé profundamente dormido...
Y bien si digo ahora, esto no soy capaz de creerlo, es un sueño excelente de mi parte. Pero de él aprendí que el bosque y el cielo es la fábrica de sueños, y esos son enviados a lo más profundo de nosotros y que cada alma esta vinculada con la naturaleza...
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