viernes, 19 de julio de 2013

Irse al otro barrio.

Hoy traigo una entrada sobre cultura y mitología.
Para ser más precisos hablaré sobre el viaje que los mortales hacían para llegar al "paraíso".

Fragmento del cuadro "El paso de la láguna Estigia"
de Joachim Patinir.



En la cultura del antiguo Egipto el mundo está dividido entre ambos lados del Nilo. Por el este se denomina la natalidad, es decir, el nacimiento ya que es por donde el sol sale por lo tanto simboliza la vida mientras que a medida que pasa el día, el sol se desplaza hacia el oeste, al otro lado del Nilo, para esconderse por el horizonte, que simboliza la muerte.

Al este del Nilo es donde están emplazadas la mayoría de las ciudades puesto que es la zona de los vivos y al oeste está el valle de los muertos.
Cabe decir que podemos encontrar ciudades al oeste del Nilo pero es sólo porque representan las ciudades donde fueron enterrado los antiguos faraones como por ejemplo Hamunaptra (ciudad de los muertos aunque no se han encontrado indicios que la ciudad exista), las pirámides de Gizeh, Abu Simbel, Abydos, entre otros.

Anubis era el Señor de las necrópolis, la ciudad de los muertos, que se situaban siempre en la ribera occidental del Nilo. Según las creencias egipcias, era el encargado de guiar al espíritu de los muertos al otro mundo, la Duat. Vigilaba el fiel de la balanza en el Juicio de Osiris.

Los egipcios creían que para alcanzar el paraíso, el fallecido tenía que viajar a través del Duat, conocido como el mundo subterráneo, poblado de monstruos y lagos ardientes. Pero para poder luchar contra ellos, la momia estaba armada con una colección de conjuros mágicos, escrito en el libro de los muertos.
Luego pasaba a habitar una región del más allá conocida como Los campos de Aaru, que era una especie de paraíso podríamos decir que era un lugar donde los egipcios creían que era como su tierra natal, salvo que las cosechas eran más abundantes. En ese lugar podían ser llamados a trabajar, por eso los más adinerados, incluían en sus entierros unas figurillas que se llamaban sabthis, ushabthis o shauabthis según la época y cuyo nombre vendría a significar "el que responde", para que trabajaran para ellos.

Una vez que el corazón del difunto era declarado “justo” en el juicio de Osiris, el difunto ya renacido con su ba de regreso en su cuerpo. Hay que matizar que, tan sólo cuando regresaba la persona podía renacer.


En cuanto a la cultura griega tenemos también el otro lado que es la laguna Estigia en la cual tienes que pagarle al barquero Caronte para que te lleve al otro lado.
Pero de eso supongo que sabéis la mayoría así que paso al siguiente punto.

En la cultura japonesa podemos asociarlo más a la versión egipcia puesto que para ir al otro lado había que cruzar el río Sanzu.
Se dice que siempre había que llevar dinero hasta la muerte puesto que te servía para llegar al otro lado. También cabe la posibilidad de colocar seis monedas al difunto para dicha tarea.

De acuerdo con la Soka Gakkai, tradicionalmente, se dice que la gente cruza el río en el séptimo día después de su muerte. Tiene tres puntos de cruce: un puente, un vado, y un lugar donde sólo hay aguas profundas infestadas de serpientes. El cruce del río depende del peso de los delitos que uno cometió en vida. Los que realizaron actos buenos en vida, cruzan por un puente adornado con siete piedras preciosas. Aquellos cuyos balance kármico del bien y del mal es relativamente uniforme cruzan por el vado. Aquellos que han cometido un gran mal tienen que vadear a través de las aguas profundas infestadas de serpientes espantosas. En la orilla, un demonio masculino y un demonio femenino habitan bajo un gran árbol. La mujer, llamada Datsue-ba, priva a los muertos de sus ropas, y el macho, llamado Keneô, cuelga la ropa en una rama del árbol para determinar el peso de sus delitos.
Los que han sido buenas personas, llegarán sanos y salvos, los que no serán arrojados a demonios o dragones.

Pero cuando un niño o bebé muere (o se trata del espíritu de un aborto), ese alma no tiene experiencia suficiente para pasar las pruebas o ser juzgado, por lo que la diosa Datsue-ba, les acoge y les deja a la ribera del río (a modo de purgatorio) para que amontonen guijarros hasta que hagan un montón tan alto que les permita alcanzar el paraíso (se puede ver a la derecha de la imagen inferior), pero cada cierto tiempo los demonios malignos les tiran sus torres y los niños tienen que empezar su obra desde el principio.
Solo las oraciones de sus familiares vivos a los Warabe Jizo, permitirán que los niños dejen de estar al borde del río para toda la eternidad y pasen al otro lado escondidos entre las ropas de los espíritus benignos.

En otros lado como en Etruria o en la propia Roma, hay conceptos muy similares. Los etruscos lo hacían igual que los griegos (diosa Vanth o Tuchulcha) y los romanos añadían algunas cosas propias o traídas de oriente, como recoger el último aliento del difunto con un beso de un niño o de un familiar cercano. También ellos se cuestionaron que existiera vida más allá como los estoicos. Ambos tenían visiones bastantes negativas, no creían mucho en el Más Allá feliz.

¿Conocéis alguna otra cultura que tenga semejanzas sobre el irse al otro lado?

No hay comentarios:

Publicar un comentario