sábado, 22 de junio de 2013

Geishas

   Después del período Taishô, de la era Edo en Japón, se realizó a partir de 1853 una apertura al mundo luego de permanecer más de 200 años aislados. Surgió entonces el período Meiji en el cual el máximo representante, el shôgun, pasaba a llamarse emperador debido a la influencia europea. Por el estilo de vida, muchos comerciantes, empresarios, políticos, etc. querían hacerse un hueco en este exótico país. Rubén Darío tomó a Japón como referencia para crear el modernismo literario a finales del siglo XIX. El exotismo que estaba creciendo en torno a Japón impresionó al mundo por lo que atrajo a casi todo tipo de personas ilustres. Se empezó a darle cierta importancia a un mundo que empezaba a resurgir de forma diferente a la tradicional hasta darle una visión negativa de lo que es hoy en día. El misterioso mundo de las geishas.



  Las geishas son fundamentales en la historia del país del sol naciente. Durante lo que para nosotros es la edad moderna, las geishas eran cortesanas de alto rango que se encargaban de entretener a la corte imperial, es decir, el "shogunado". Por lo general, su trabajo se le atribuye al comercio sexual, sin embargo, dicha concepción se encuentra muy alejada de la realidad. Son muchos los mitos que se han creado al mundo de las geishas, lo que desmorona una larga historia que han hilado desde hace muchos siglos.

  El oficio de geisha, como bien lo dice la palabra, significa persona de las artes o artista. Durante el período Edo, mayoritariamente los hombres se encargaban de este oficio mientras que las mujeres hacían otras labores principalmente las de "oiran". Oiran significa, literalmente, prostituta de lijo de las cortes. La educación para ello era especial y costosa puesto que se preparaban para ser capaces de cantar, tocar el samishen un instrumento parecido al banjo, baile con abanicos, ceremonia del té, poesía, caligrafía, compañía social, etc, todo estaba realizado con suaves y elegantes movimientos finamente estudiados que las convertía en verdaderas obras de artes vivientes.  Las oiran eran un paso mas allá que las geishas como bien menciono que eran prostitutas pero no se quedaban atrás porque también tenían capacidades artísticas como las geishas aunque estas no podían ir mas allá de la seducción de su cliente. La vestimenta es también diferente entre las geishas y oiran. Ambas llevaban coloridos, refinados y brillantes kimonos de seda en forma de "T" que llegaban hasta los tobillos, con cuellos escote en "V" y abiertos en la nuca en el cual se podía ver la categoría de geisha por la forma del maquillaje, y anchos de manga. Para diferenciar entre una y otra era importante fijarse en el nudo que llevaban en la cintura. Las oiran anudaban el obi o cinturón al frente mientras que las geishas lo hacían a la espalda. Otra forma notable de diferenciarlas en el rostro era con verle los labios. Las geishas se pintaban ambos labios mientras que las oiran se pintaban únicamente el labio inferior.

  A partir del siglo XX los estratos sociales de Japón se occidentalizaron y las geishas no eran demandadas entonces en las cortes por lo que se crearon okiyas, casas donde se entrenaban a las aspirantes a geishas, para dar servicios no a cualquier persona puesto que tenían que tener mucho dinero, educación además de respeto. Las okiyas se aglomeraron en barrios llamados karyukai como por ejemplo el famoso barrio Gion en la ciudad de Kioto en la que se ambienta la novela Memorias de una geisha de Arthur Golden. Las geishas no venían de estirpes de la familia de la okiya sino que por lo general solían ser entregada por familias pobres. Una vez llegada una pequeña aspirante a geisha, se le atribuía un nuevo nombre que con frecuencia era el de una flor. Los años posteriores a su educación eran duros puesto que empezaban siendo pequeñas cortesanas a ser una aprendices de geisha "maiko" a partir de 12 años hasta ser geishas que frecuentaban las casas del té donde solían dar sus servicios.

  Desgraciadamente, en ese mismo período, en el siglo XX, las oiran prácticamente desaparecieron y en algunas ocasiones "especiales" y "extremas" se llegaron a entremezclar con las geishas por competencia de los negocios, manchando las costumbres tradicionales de las geishas. Después de la Segunda Guerra Mundial, el significado de geisha se contaminó aun más por la beligerancia de Japón en el bando del Eje dándole pesimismo y odio a la cultura nipona. Desgraciadamente, otra vez, hoy en día se sigue considerando a las geishas como prostitutas solo por el hecho de que un juego de negocios y una guerra cambien la visión de lo que es verdaderamente real. Personalmente, para una cultura que es de mi agrado y respeto como muchas otras, me duele que tras largos siglos de costumbre sean arruinados en menos de medio siglo y que lo primero que le venga a la mente a la gente cuando escucha la palabra geisha sea prostituta. Con mucha razón. alguien dijo una vez sobre las geishas:

Pintora, poetisa, música y
bailarina a la vez, la geisha
encarna a su manera una
"mujer de sueño" , ni madre
ni esposa, ni mujer, ni niña
ni prostituta...

  Además el arte de las geishas era algo que nacido de la necesidad, convirtió la prostitución en arte.

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