viernes, 22 de agosto de 2014

Enmudeció la golondrina

   Resulta que la noche anterior me desvelé -como todas las noches, como esta- y tras leer un poco me apeteció escribir. Escribí dos cosas. En primer lugar, a pesar de las ganas que tenía de escribir, me dolía la cabeza por lo que escribí sobre ello. Es por ahora mi llamado "experimento 5". No sé si realmente debería ponerlo en el blog. Es un tanto descabellado y digno de alguien que se ha drogado, creo yo. Una extensión bastante corta, de unas 30 líneas. En segundo lugar, al estar ya calentado, me apeteció escribir poesía.
Sin saber sobre qué hablar, pensé en algunas rimas y que salga lo que sea. Así pues, me salió algo un tanto raro. Tampoco es que intenté comerme mucho la cabeza.


Tus palabras que sonaban a grandes promesas
se las llevó el viento en un leve escalofrío.
Tu perfume que llenaba el aire a frambuesas
desaparecieron de ti como el cauce del río.

Las veces que lloré tempestades con o sin luna llena.
Las veces que rogué con volver a ver tus luceros.
Tan negros fueron los días como tu lisa melena.
Tan largas fueron las noches como en alta mar el marinero

Ya no hay rencores que opaquen la blancura de tu faz.
Y tan solo pude dedicarte mis más tristes baladas.
Los cambios de estaciones dañan cual rapaz.
Sólo supe fluir mi amor como airadas cascadas.

Los tiempos han cambiado como el color de tu cabello.
Enmudeció la golondrina, los largos vuelos han cesado.
Las falsas esperanzas llevan la marca de tu sello,
maldito y benévolo, y por lo tanto es sagrado.

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