"Cuentan que en tiempos de antaño erró por lo ancho del orbe, en el cual se resollaban salvajes contingencias por doquier, un heraldo de órdago que emanaba un fastuoso ademán de donaire, imperecedero según quimeras de allende, en la búsqueda de un par de refulgentes luceros, verdemar como las más añejas florestas bañadas por los arroyos que yacen a lo lejos de ellas, en el piélago, donde en las prominentes cumbres bajo los nimbos y estratos se hallaban, acatados por la custodia del señor del cenit."
Ya sé que es muy rebuscado, largo, casi arcaico e incomprensible. Mi objetivo es probar nuevas maneras de escribir, utilizando frases largas y con bastantes adjetivos. Puede que parte se deba a que por aquel entonces estaba leyendo El Silmarillion de JRR Tolkien. El párrafo anterior viene a partir de lo que un día hice durante clase; un sketch por así decirlo de palabras cultas que intentaba ordenar. Tras la lectura de Tolkien aprendí a utilizar un estilo un tanto mágico y épico necesario para intentar describir lo que necesitaba. Por lo tanto ha sido fundamental y muy beneficioso para mi. Le estoy muy agradecido y he leído un gran libro. No quiero decir que me esté copiando de él sino que no sabía cómo plasmar bien una épica naturalista que es la cosa principal que intento narrar en todo lo que escribo. La naturaleza es la verdadera protagonista. Tolkien lo sabe bien.
En cuanto al primer boceto que hice, me encantaría ponerlo pero sería spoiler por lo tanto no lo pondré completo sino que pondré algunas palabras que surgieron. Esas palabras vinieron de mi lectura de Doña Perfecta de Benito Pérez Galdós que iba anotando mientras leía -ojalá lo hubiera leído mucho antes-. Este hombre tiene un gran uso de los adjetivos y sustantivos adecuados y me dejó alucinado. Algunas de las palabras para el posterior sketch fueron: vetusta, ademán, sesudo, cercenar, óbolo a los que luego añadí: fastuoso, ademán, escarlatina, parapetos, raciocinios... Palabras perfectas.
Actualmente me hallo leyendo Los hijos de Húrin que en sindarin es Narn I Chîn Húrin, también de Tolkien. Es un libro más narrativo que El Silmarillión porque hay más diálogo entre los personajes cuyo protagonista es Túrin Turámbar, hijo de Húrin, hijo de Galdor cuyo padre fue Hador Lórindon, señor de Dor-Lómin. Para que os hagáis una idea de la gran obra que es El Silmarillion, Los hijos de Húrin es un capítulo entero aunque está más resumido y hay apenas diálogos. Creo que es quizá el capítulo más largo de todos los que están en el Quenta Silmarillion, colección de leyendas dentro del libro.
Qué gran referencia tengo.
El siguiente libro que tengo pensado leer es uno de ciencia ficción, no sé si Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, todo un clásico, o Metro 2034 de Dimitry Glukhovsky, una gran novedad en la ciencia ficción actual. Aunque también podría algo de Stephen King.
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