Caligrama que inventé mientras iba en coche a un pueblo. Lo que crea el aburrimiento...
Ahí va:
Y
tan
alto
era.
Solo
estaba,
lejos.
Allá,
vivaz,
relucía
el árbol;
el ciprés
en lo alto
de la cima
y, cuyo río
serpenteante
como tranquilo
se introducía
en el fluido bosque
que albergaba vida
tan orgullosamente
abajo, a dichos pies
de tan majestuoso monte.
Mientras el cielo azul,
tanto blanco, negro
o estrellado.
infinito,
aún
sobre
el ciprés
no indica estar solo
es el mismísimo rey del valle.
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